-I-
-En el bosque hay una
sombra,
una figura de mujer;
siempre huye si me
acerco,
siempre esconde su
tez.
-Es una ninfa, una dríade;
ten cuidado, aléjate;
muchos han entrado al
bosque
y nadie ha salido de
él.
-Parece bella, es
tentadora;
necesito tocar su
piel;
quiero conocerla,
enamorarla:
mañana me rendiré a
sus pies.
- No lo hagas,
escucha mi consejo,
nadie vuelve de allí.
Muchos se han perdido
por su deseo,
no te acerques si
quieres vivir.
-El amor es
peligroso,
doloroso en
ocasiones;
pero sin riesgo, ¿qué
es la vida?
Cobardes son tus
razones:
no mates mi alegría,
la esperanza en mi
pecho;
mañana hablaré con la
ninfa
y por la noche
dormiré en su pecho.
-II-
-Dame, hermosa ninfa,
de tus labios, la
miel
que las abejas
envidian
y que mi boca ansía
beber.
- Dime, humilde
hombre,
que puedes ofrecer,
si tengo belleza,
riqueza,
sabiduría, placer.
-Yo solo tengo mi
vida,
mi orgullo, mi honor;
de esto, te doy todo;
no tengo nada mejor.
- Todos me ofrecen lo
mismo,
y al poco huyen de
mí;
prométeme compromiso
eterno,
júrame no marcharte
de aquí.
- No tendría, lejos
de tu lado,
ningún lugar donde
ser feliz;
y así lo juro, sobre
mi tumba,
que mis pies se
convertirán en raíz.
- Así será, si rompes
tu palabra;
mientras seré tuya,
te amaré;
entra conmigo en el bosque,
en nuestra casa, ven
y sígueme.
-III-
- Ya ha pasado un
mes, querida;
déjame visitar mi
aldea;
volveré sin falta
esta noche:
no faltaré a mi
promesa.
- Juraste que no te
moverías,
de mi lado no te
puedes alejar.
Tu aldea no te necesita;
no me devuelvas la
soledad.
- Solo serán unas
horas;
pongo en juego mi
honor.
Volveré a por tus
besos
antes de la puesta de
sol.
- Por esta vez, te lo
permito;
pero ni un minuto
esperaré;
a la caída de la
noche
te espero; sé fiel.
-IV-
- Te dije que lo
conseguiría,
el amor no entiende
de muros:
ahora por siempre es
mía;
y yo, por siempre
suyo.
- Ya está
oscureciendo, mira el cielo;
según me has contado,
tienes que volver.
Vete al bosque, sin
demora,
no tientes tu suerte
por segunda vez.
- No pasa nada por
divertirse,
déjame un rato más;
mañana le pediré
perdón
y me lo concederá.
-V-
-Buenos días, ninfa
mía;
no me pongas esa
cara;
he vuelto a ti, como
prometí;
ya estoy de nuevo en
nuestra casa.
- Te alejaste, y te
esperé;
confié en tu palabra;
pasé la noche en vela
sin saber dónde
estabas.
- Se alargó la visita
en la aldea,
pero no me volveré a
ir:
por favor, perdóname,
no me moveré de aquí.
- Rompiste tu promesa,
no seré tuya nunca
más;
tus pies no eran
raíces;
pero ahora, si lo
serán.
-VI-
- ¿Oíste la historia
del bosque?
¿los gritos que se
escuchaban ayer?
Algo pasó, no hay
duda,
aunque nadie sabe que
fue.
- Escuchad, yo sé la
historia:
un amigo quiso jugar
con fuego,
intentó domar a la
bestia,
trató de dominar al
viento.
El amor, compañeros,
es un regalo;
pero mal tratado es
vengativo;
hacerme caso, no os
acerquéis al bosque;
si no, estaréis
perdidos.